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Aprender a resolver un problema se debe partir de las siguientes premisas:

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Como superar los problemas a través de la resiliencia:

  • Identifica el problema.

  • Examina el problema.

  • Detalla el problema.

  • Clarifica las posibles soluciones.

  • Actúa sobre el problema.

  • Se resiliente

     

     

     

     

     

     

     

     

     

Existen una serie de factores que favorecen el desarrollo de la resiliencia y, por tanto, la capacidad de respuesta de las personas o de recuperación ante situaciones adversas. Entre los que destacamos los siguientes.

- Buenas relaciones con familiares y amigos. Las personas que poseen buenas relaciones afectivas con sus familiares o amigos, basadas sobre todo en el amor, el respeto y la comprensión, generalmente, son personas con una gran autoestima, seguridad y confianza en ellas mismas y en su forma de enfrentarse a cualquier acontecimiento.

 - La posibilidad de desarrollar y poner en práctica las habilidades

sociales que posemos, supone para cualquier persona un conocimiento de sus capacidades y una mayor seguridad en su forma de actuar y, por tanto, una ventaja en su actitud ante situaciones adversas o contrarias.

- Tener grandes responsabilidades profesionales y estar constantemente tomado decisiones decisivas, es otro factor que desarrolla la resiliencia y, por tanto, permite resolver positivamente situaciones adversa en la medida de las posibilidades de cada situación.

 - La creencia en uno mismo y en su capacidad y voluntad para resolver conflictos, confiar en las posibilidades de cada uno y no dejarse paralizar por el miedo o el riesgo, sino tener una actitud resolutiva y de confianza.

Para que los niños desarrollen la resiliencia, es fundamental que cuenten con un buen entorno familiar en el que ellos se sientan queridos, valorados y escuchados, en donde sus esfuerzos sean reconocidos y se les enseñe a tomar, ellos mismos, sus propias decisiones.

Los psicólogos señalan que los factores internos que influyen en que uno sea resiliente son: la autoestima, el optimismo, la fe y la confianza en sí mismo. Mientras que los externos son: el afecto, el reconocimiento y la valoración de los padres o de otra persona que lo haga sentirse a uno importante. La cultura, la espiritualidad y la educación también influyen.

Expertos en el tema consideran que la resiliencia incluye conductas, pensamientos, expresiones y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona.

La resiliencia es cuestión de actitud positiva y perseverancia. La resiliencia no es acostumbrarse a vivir con el dolor o pretender olvidar el problema huyendo de él, cambiando de residencia o de pareja. Los traumas permanecen en el inconsciente, mientras no logremos superarlos, en cualquier momento, pueden resurgir y atormentarnos la existencia, subraya Rocha. 

Los efectos de no ser resiliente son perjudiciales no sólo para uno, sino para el entorno. Entre los que se puede mencionar: depresión, bajo rendimiento escolar y laboral, deseos de quitarse la vida y trastornos más serios que requieren tratamiento farmacológico y atención psiquiátrica, acotó.

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